viernes, 18 de abril de 2008

La mirada de Néstor

Se dice que Picasso dijo en alguna ocasión "Desde niño pintaba como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño". Frase que aparece con diversos literales en diferentes fuentes.

Yo no sé si la frase es auténtica o parte de las leyendas que rodean a todos los que son considerados comunmente como genios. A Newton, por ejemplo, no se le ocurrió la ley de la gravitación universal al caerle en la cabeza el fruto del manzano bajo el que pensaba o echaba la siesta. Es una "anécdota" que no aparece relatada en ninguna fuente contemporánea a Newton, sino de forma bastante tardía. Aunque, como todas las leyendas que reducen el genio del trabajo continuado humano y atribuyen parte de su mérito al azar, a la inspiración, a los dioses o a cualquier otra ficción consoladora, tuvo un éxito inmediato y tan grande que aún hoy se enseña en las escuelas.

Aunque la intuición, o la experiencia, me dice que cuando a Newton o a cualquier otro le cae una manzana en la cabeza al dormitar bajo un manzano lo que se le suele ocurrir es la ley de la precaución universal, y su primer corolario: "no duermas debajo de un cocotero cargado de cocos maduros", la instrucción y la experiencia me permiten atribuir una cierta credibilidad a la frase atribuida a Picasso. No en vano, existen numerosos "savants" que a los tres años dibujan como maestros consumados, y existen estudios neurológicos que indican que determinadas diferencias en la estructura cerebral (permítaseme no hablar de alteraciones o deficiencias) producen capacidades creativas muy notables.

En cualquier caso, sea o no cierta la frase, viene a esta entrada títulada "la mirada de Néstor" porque hoy quiero reconocer el mérito de Néstor en bastantes de las fotos que aparecen en mis galerías fotográficas.

Durante un par de años, Néstor (desde los 6 a los 9 años) y yo hemos salido juntos por Zamora cada uno con su cámara de fotos. Durante un par de años he comparado la realidad que Néstor retrataba, libre de prejuicios y formación en estética fotográfica, con la realidad que yo mismo, cargado de imágenes, fotos, ideas estéticas, etc., recogía en las mías. Y, durante un par de años, he ido comprobando cómo los resultados que obtenía Néstor resultaban, en muchas ocasiones, muy interesantes, en algunas, más interesantes que las fotografías cargadas de prejuicios que yo mismo hacía.

Yo no puedo decir que de niño fotografiase como Sebastiao Salgado. Puedo decir que con 20 años hacía fotos estétiamente interesantes, y hasta me buscaba los truquillos para hacer más interesante (en términos estéticos convencionales) de lo que serían en realidad.

Tampoco puedo decir que ahora he conseguido fotografiar como un niño. De hecho, no creo que al final de su vida Picasso dibujase como un niño, sino que era capaz de dibujar los objetos de una forma racionalmente infantil, en dibujos intelectualmente adultos.

Lo que sí puedo decir es que salir a hacer fotos con Néstor me ha servido para romper prejuicios y aprender a mirar de una forma nueva, a fotografiar lo que antes, con mirada de adulto, veía pero no observaba. Me ha enseñado que puede merecer la pena hacer una fotografía sólo porque algo en concreto te ha llamado la atención, sin hacer valoraciones estéticas apriorísticas.

EL resultado... A unos gustará y a otros no.

Los detalles caleidoscópicos de la cristalera del mercado de Zamora, que de momento no he encontrado nadie a quien no gusten, deben su existencia a esa forma de mirar que Néstor me ha enseñado. Como la fascinación por los efectos estéticos del chorro de agua en un vaso en el fregadero de la cocina de casa.

Quienes disfruten de esas fotos "extrañas", que piensen que detrás de esos resultados estéticos está la mirada de Néstor.

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