domingo, 25 de mayo de 2008

El sentido común

En los últimos días parte de mi trabajo (del que proporciona el sustento a mi familia, no mis fotos) ha sido objeto de comentarios jocosos en prensa, radio y hasta televisión. Riesgos del oficio. Aunque tal vez lo más lamentable haya sido la escasísima originalidad de los "chistes" publicados, porque tras leer cualquiera de los artículos, los demás parecían una pura reordenación de las mismas gracietas.
De todo este embrollo, realmente lo que másme interesa comentar no son ni la monotonía de la "ironía", ni el hecho de que, como comentaba con V., periodista, el humor haya pasado de ser, en los negros tiempos de la censura, un atajo entre la realidad y la inteligencia, para transformarse, en epoca de libertad de expresión, un atajo entre la realidad y la estupidez.
No me interesa la anécdota, sino la categoría y, concretamente, la categoría que, al parecer, he transgredido clamorosamentre: el sentido común.
No es la primera vez que hablo críticamente de este extraño concepto que la Real academia define como:
"Modo de pensar y proceder tal como lo haría la generalidad de las personas."
Obviamente, o bien esta definición es incompleta y omite "en una sociedad determinada", o quien concrete ese "sentido común" merece el Premio Nóbel pues habría descifrado finalmente el funcionamiento biológico innato del cerebro humano.
En términos antropológicos, el sentido común no es más que una parte del universo simbólico propio de una cultura de una sociedad dada. O, en términos de la sociedad actual, los sentidos comunes son parte de cada uno de los universos simbólicos propios de los diferentes grupos étnicos, sociales, educativos, etc en que se estratifica del multiverso cultural de una sociedad dada.
Y, por ejemplo, el sentido común indica a la mayoría de las personas en determinadas sociedades que el sol gira alrededor de la tierra, o hace que todavía hoy en nuestra sociedad se piense que los sentimientos residen en el corazón, o que haga pensar en las sociedades herederas del movimiento romántico que las personas se casan por amor, mientras en otras sociedades el sentido común indica que las personas se casan con quienes sus padres han determinado desde el momento de su nacimiento.
En definitiva, el sentido común es una cristalización de los prejuicios propios de cada grupo cultural.
Bourdieu, uno de mis antropólogos de cabecera, dedica todo un libro precisamente al "sentido común", identificado como uno de los obstáculos principales que se oponen a la investigación y al conocimiento: "la ilusión del saber inmediato". Y, precisamente, para llegar al verdadero conocimiento hay que trascender ese sentido común, efectuar un proceso de extrañamiento, un cuestionamiento de esas creencias, "prenociones", que impiden el paso de la ilusión del saber inmediato al saber, al conocimiento.
Cuando un planteamiento tiene como objeción única o fundamental la transgresión del sentido común, se objeta la aproximación a un objeto de estudio de manera epistemológicamente despojada de esa cristalización de prejuicios culturales, se trata, en definitiva, de pedir a quien plantea que vuelva al redil de lo ilusorio, que no cuestione la reproducción cultural del grupo social y acepte contribuir al mantenimiento del "estado natural de las cosas"
Poco pueden imaginar quienes utilizan el sentido común para cuestionarme que, al margen de la efectividad que pueda tener su argumento para manipular la percepción de los lectores, personalmente me siento halagado.
Porque, aunque en mi acción de extrañamiento pueda no haber alcanzado realmente una conclusión correcta, lo que resulta indudable es que sí he conseguido realizar esa labor previa de extrañamiento, de liberación de la "ilusión del saber inmediato" que impide alcanzar una comprensión más profunda de la realidad.
Así pues, gracias a todos los que han escrito, radiado, televisado, comentado... que mis planteamientos van contra el sentido común.

lunes, 5 de mayo de 2008

El hormiguero global

Lo comentaba hace tiempo con no recuerdo quien. Es lo malo de tener problemas de memoria y de hablar con más de una persona de esas ideas más o menos absurdas que me llenan la cabeza. Lo bueno es que, como seguramente mi entonces oyente tiene escasas posibilidades de ser mi hoy lector, puedo escribir sin que a nadie le resulte repetitivo.

El ser humano es una hormiga narcisista. Y el ser humano, en la era de la globalización, es una hormiga narcisista que niega la realidad.

Esto, en realidad, parece convertir a las hormigas en seres más sabios que los seres humanos, si no fuera porque la hormiga sencillamente no tiene la capacidad biológica para individualizarse psicológicamente. Es lo que denomino "egolución de las especies", o el incremento de la capacidad para la conciencia del ego según las especies adquieren complejidad estructural y etológica.

Desgraciadamente, no parece haberse producido un proceso igual de avanzado de "otrolución de las especies". Pero eso es asnto de otra entrada.

En el hormiguero global, el ser humano vive sobre la ilusión de disponer de control sobre las decisiones fundamentales de su vida, de tener una individualidad que tiene sus repercusiones sobre su propia vida y sobre la de las demás personas.

Y, en el fondo, cuando llega el momento en que realmente debemos ejercer esa capacidad de control de la que presumimos en algo que se salga fuera de las "decisiones del mercado", cuando dejamos a un lado márketing, anuncions, imposiciones sociales, estándares de vida y debemos decidir, no el color de la pared, sino qué hacemos realmente con nuestra vida, entonces es cuando descubrimos que carecemos de control, que tenemos responsabilidades, que estamos atados, que la hipoteca te fuerza ha hacer horas extras...

Estamos en el hormiguero global. Y ni l@s hormig@s rein@s son más que hormig@s más gord@s obligados a poner huevos sin parar para que siga funcionando el hormiguero.

Y un día algun@s toman/tomamos conciencia de que no somos más que hormigas cumpliendo su papel dentro del sistema, que no tenemos opciones, que carecemos de control sobre los más mínimos y nimios aspectos de nuestras vidas.

Y, o nos resignamos a ser hormiguitas en el hormiguero global, o, si no lo soportamos, entramos en el ciclo de médicos, dolencias, pastillas, remedios.

O en la vía alternativa de sectas, subsectas grupúsculos, horóscopos, cábalas, numerologías que recreen la ilusión del individuo elegido para la eternidad.

Después de todo, la esencia de las religiones es aproximadamente esa: prometer una vida de hormiga en la tierra para llevar en el "cielo" una existencia humana (el jardín de Alá, o el Wallhalla) o una cuasi inexistencia estética o estática (el Cielo católico, el Nirvana) que nos humanice en una individualidad colectivizada.

En fin, que cuando uno es consciente de la total carencia de control, de la más absoluta falta de libertad (parabolic freedom cantaba ¿Muguruza?), de esa libertad que no se tenga que pagar con dinero y nos posibilite elegir entre lo que existe en el mercado, abre un blog, monta una web con sus galerías fotográficas y procura no olvidarse de tomar sus raciones diarias de "soma", que no te dan más libertad, pero te hacen más llevadero el dogal y las anteojeras.

viernes, 2 de mayo de 2008

Objetivos (y nuevas fotos)

En la vida hay muchas cosas que suelen ser previsibles. Como, por ejemplo, que nos olvidemos de lo evidente.

Ayer, 1º de Mayo, Día del Trabajo, fiesta... Uno agarra la mochila con el material fotográfico, sale a la calle a disfrutar de un jueves festivo, olvidando, claro, que es un festivo especial. Hace unas fotos por aquí, otras por allá y, de repente, se encuentra metido dentro de la manifestación del día del trabajo con la cámara preparada para un rango focal equivalente 280/1200. Vamos, lo ideal para tomar unas fotos de la manifestación. Y no se va a poner uno a cambiar objetivos en plena manifa...

Así que, al márgen de alguna foto puramente testimonial de grupos más o menos amorfos, uno, que es inasequible al desaliento, pues decide tomar ventaja para experimentar qué se puede hacer con ese rango focal en una manifestación, "afortunadamente" no muy multitudinaria y no muy cohesionada.

El resultado en la Web que, por cierto, he arreglado y ordenado un poquito moviendo cada foto de las últimas sesiones (que figuraban por fecha) a su categoría correspondiente, y he creado un par de nuevas categorías, incluyendo "ceres", una especie de estudio sobre una imágen de la diosa ubicada en la cafeteria del Círculo Mercantil.

Para hacer más fácil encontrar las novedades (en casi todas las categorias) en aquellas que contienen muchas fotos han sido ordenadas en orden cronológico inverso (primero las más recientes).

martes, 29 de abril de 2008

Distancias focales

Supongo que esta entrada es una obviedad, pero, por otra parte, estoy "leyendo" el libdro de Michael Freeman "El ojo del fotógrafo", dedicado especialmente al encuadre en fotografía digital. Un libro que parece tambien tratar de obviedades, pero que supone un fundamento teórico y una explicación de por qué hacemos lo que hacemos, aunque lo vengamos haciendo sin tener esa base teórica.

Yo debo reconocer que buena parte de mi formación fotográfica no procede del mundo de la fotografía, sino del análisis de cine clásico que se hacía en mi adolescencia en el cineforum que organizaba el Ayuntamiento de Salamanca. Película semanal que se desmenuzaba casi plano por plano después de vista.

La primera vez que oí hablar de profundidad de campo, lo recuerdo perfectamente, fue en el análisis de Ciudadano Kane, una película de la que recuerdo infinidad de imágenes y secuencias enteras, aunque muchos de los diálogos los haya olvidado. Casi al principio de la película, mientras la madre de Kane pacta con el banquero las condiciones de la tutela del niño y la administración de la fortuna inesperadamente heredada, a través de una ventana se ve a Kane, niño, jugando con su trineo. En enlace entre principio y final, entre la última palabra de Kane, Rosebud, la última imagen (un trineo con la palabra Rosebud y el dibujo de una rosa ardiendo en una caldera) y una profundidad de campo que explica, o que sugiere, la solución a ese misterio que constituye el Thriller de la película.

También fue analizando Ciudadano Kane como me enteré del efecto que tiene una foto (un plano) contrapicado en conjunción con otra novedad de Welles:los techos del primer decorado de interiores con techos de la historia de Hollywood.

Pero, a lo que iba y siguiendo con Orson Welles, y, no lo olvidemos ni omitamos, con Gregg Toland, director de fotografía de la película, recuerdo especialmente una secuencia que es toda una lección de fotografía, aunque sea fotografía en movimiento, El mitín en el que Kane promete que su primera acción como gobernador será investigar y encarcelar al gobernador Jim Gettish...

Iniciamos con un plano picado y una distancia focal corta, que transmite una imagen de inferioridad del candidato Kane. Conforme se desarrolla su discurso va reduciendo la distancia focal, abarcando también al público asistente, y, de paso, va reduciéndose, al mantener centrada la imagen del candidato, el picado, la posición de superioridad del "observador" sobre el protagonista de la escena, para terminar aumentando nuevamente la distancia focal pero para ofrecernos un plano contrapicado cercano de quien, ahora, terminado el acto electoral, es una especie de gigante, un candidato ganador a punto de perecer electoralmente de forma inesperada por su propio orgullo, por el chantaje del candidato aparentemente vencido y el escándalo sexual.

En esta secuencia hay toda una clase práctica de fotografía que yo, al día de hoy no he olvidado y que tiene consecuencias prácticas en mis fotos.

En concreto, y volviendo a la circunstancia, a la "lectura" de Freeman, no me cabe duda de que el libro, cuando lo termine, me será de utilidad. La teoría nunca sobra. Pero tengo la impresión de que, por el 25% de libro que llevo más o menos, hay más enseñanza práctica en esa secuencia de Ciudadano Kane, que en el libro de Freeman. Aunque éste último me servirá, sin duda, para argumentar mejor por qué una determinada foto está tomada como está tomada y no de otra manera.

Por ejemplo, por qué la última foto de la sesión de 27 de abril, las farolas y los rostros de la fachada del edificio del antiguo Casino de Zamora están tomados con una distancia focal de 250 mm equivalentes cuando podía haber obtado por una imagen mucho menos contrapicada si hubiera optado por la distancia focal de 1.200 mm (lo que no me hubiera obligado siquiera a cambiar el objetivo). Porque busqué la colocación respeto al objeto fotografiado que me ofrecía la alineación de "marco" y líneas (farolas y rostros) que buscaba, y, a partir de la determinación de las líneas, fijé la distancia focal que encuadraba totalmente la realidad que quería dejar recogida en la fotografía (esto último, de la manía de Eismann, Dugan y Grey en "Fotografía Digital", de que "cada pixel cuenta").

Cuando termine con Freeman, podré explicar todo esto diciendo que es que las líneas responden a determinado tipo de tensión o distensión estética.

De momento, lo cierto es que, aplicando lo que Welles y Toland (y los responsables del cineforum) me enseñaron, combiné posición y distancia focal para crear (o reflejar o lo que se quiera) un efecto estético que intuitivamente me pareció interesante.

Como he dicho en otra entrada, utilicé "la mirada de Néstor" y las enseñanzas prácticas de viejos maestros de la imagen (aunque sea imagen en movimiento).

lunes, 28 de abril de 2008

Nuevas fotos en las galerías

Este fin de semana pasado volví a salir con la cámara.

¿Vuelvo a citar a Cypruss Hill? No hace falta.

Cuando uno revisa los libros de los grandes fotógrafos se da cuenta de que para llegar donde ellos llegan hace falta manejar muuuucho dinero. Porque o se lo gasta uno en modelos, o se dedica a viajar de acá para allá buscando imágenes.

Puede hacerse con un poco menos de pasta, si uno vive en París, New York, Tokio sitios lo suficientemente grandes como para encontrar constantemente nuevos temas, nuevas imágenes, nuevos motivos.

Pero salir por una ciudad del tamaño de Zamora una semana tras otra y encontrar imágenes nuevas puede resultar agotador. Salvo que uno se pase la vida mirando a su alrededor e imaginando cómo podría quedar determinada realidad en determinadas condiciones...

Y, ya de puestos, combine longitudes focales, experimente con el detalle, cambie del color al blanco y negro (llevo unos días que me apetece estéticamente el B&W)

No es que yo me considere un "gran fotógrafo", ni aspire a ello. Es que cuando uno ve los premios de los concursos más modestos tiene la impresión de que se premian, no las mejores fotos, sino las vacaciones más exóticas.

En cualquier caso, el domingo me hice unos diez kilómetros por Zamora buscando imágenes, y el resultado está en la web.

Contradicciones

Lo bueno de escribir un blog que uno está convencido de que nadie lee es que puede contradecirse abiertamente sin que nadie se lo eche en cara. Lo malo... que uno no deja de pensar que en el fondo es absurdo escribir cuando no es un acto de comunicación. Pero... frente a la comunicación literaria que presupone un acto deliberado de creación de un objeto para su recreación por un grupo más o menos numeroso de lectores-recreadores, frente a la creación artística que está incompleta sin su recreación por el receptor complice, un blog no necesita para vivir más lector que uno mismo.

Y, a veces, ni eso. Basta que uno tenga un ratito que emplear en poner juntas cuatro palabras que puede que no vuelva a leer.

Si uno quisiera que lo leyeran escribiría un libro, una carta, un manifiesto, un pasquín, un libelo...

Pues, como decía, lo bueno es que si mi ultima entrada decía que la organización económica y social matan al año más personas que el tabaco, la contaminación... hoy me apetece escribir que LA DESORGANIZACIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA MATA MÁS GENTE QUE LA ORGANIZACIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA, EL TABACO, LA CONTAMINACIÓN...

¿Contradicción?

Puede ser, salvo que la afirmación de la entrada anterior se interprete como "esta organización social" y la de hoy como "cualquier organización social", claro.

Me apetecía decirlo, aunque suene contradictorio, porque hay veces que uno dice las cosas en un contexto en el que parece que dice lo que no dice o que lo que dice no es lo que queria decir.

Por cierto, y para evitar suspicacias, recojo el contenido de una pintada de la valla del colegio de Néstor: "Anarquía es orden sin autoridad", lo que se puede resumir en que "incluso" los anarquistas tienen un modelo de organización social y económica. Y quien lo dude, que lea a Diego Abad de Santillán, por citar a algún español.

jueves, 24 de abril de 2008

La venganza india

Mientras esperaba por una consulta médica, tarea para la que siempre procuro llevarme un libro por si acaso, he leido en "El economista camuflado" de Tim Harford, un dato que me ha llamado la atención. Según parece, la inhalación del humo de los coches produce anualmente en el Reino Unido unas 7.000 muertes. No porque la gente se suicide encerrándose en el garaje y dejando el motor en marcha, sino como "conductores pasivos". Una tasa, nos dice, de poco mas de 1 por 10.000 habitantes. A grosso modo, calculo que se correspondería a unos 116 muertos por millón de habitantes.

Se me ha ocurrido buscar el dato sobre un número de fumadores pasivos muertos por año que resultara homogéneo y comparable y, aparte de estudios que hablan de los efectos teóricos del humo sobre los no fumadores, encuentro sólo un dato, sin fuente estadística, que abre una horquilla de entre 147 y 251 muertos por millón.

Ojo con lo que sigue. No quiero que se malinterprete como publicidad o defensa del tabaquismo y del derecho a ahumar a los demás (salmones y otros seres vivos puestos milagrosamente en la naturaleza para ser muertos y ahumados por los seres humanos excluidos, claro).

Porque a continuación me he preguntado si se han hecho estudios sobre mortalidad de fumadores pasivos que vivan en zonas no contaminadas frente a personas que vivan en zonas contaminadas y no inhalen humo del tabaco de sus convecinos. Algo que podría ayudar a aislar causas y efectos. Y no he encontrado ningún dato de ese estilo.

En general, todos los estudios realizados sobre fumadores pasivos se centran en sujetos que viven en zonas en las que es fácil acceder a ellos para estudiarlos. O sea, en zonas normalmente contaminadas. Y, obviamente, todos los sujetos estudiados con respecto a la contaminación viven igualmente en zonas contaminadas y en las que es prácticamente imposible vivir sin que inhalen de alguna forma el humo que otros exhalamos. Lo que, entre otras cosas viene a significar que según el objeto de estudio (tabaco o contaminación) una misma muerte prematura puede atribuirse a la condición de fumador pasivo o a la de conductor pasivo... Lo que no es contradictorio porque, sencillamente, LA CONTAMINACIÖN MATA. Y el humo del tabaco es parte de esa contaminación ambiental que mata.

Aunque la cuestión podría ser por qué ese empeño en perseguir a los fumadores activos y no a los contaminadores activos, por qué toleramos y potenciamos una sociedad basada en el individualismo del transporte individual emisor de partículas, las emisiones de tóxicos a la atmósfera por fábricas, calefacciones, etc.

Y, claro, aparte de las eternas ventajas de encontrar y señalar a los culpables de 7.000 muertos anuales en UK, en lugar de buscar a los responsables de "entre 10 y 30 millones de personas, según estimaciones de la ONU" que mueren al año por hambre en el mundo (frente a 3 millones de muertes por año de fumadores activos y pasivos), cuando nos han encontrado y señalado es mucho más fácil el establecimiento de impuestos indirectos cuya desaparición sumiría a los Estados occidentales en la bancarrota, o reducir los gastos médicos para la investigación y tratamiento de determinadas enfermedades porque, "el enfermo es culpable".

Señalar a los conductores, limitar la disponibilidad de automóviles particulares, elevar el precio de los coches en la misma proporción que el de la cajetilla de tabaco, imponer medidas severas a las empresas... Todo eso tiene un coste en bienestar económico, en desarrollo, en consumo en una sociedad que se alimenta echando al fuego productos de alta o baja tecnología en plena vida útil para sustituirlos por la última virguería tecnológica (que no sabemos, por supuesto, aprovechar en mayor proporción de lo que aprovechamos nuestro propio cerebro), o por el último diseño o el color de moda.

No quiero, por supuesto, descubrir yo las causas de los grandes males del mundo, ni señalar que los pobres mueren de hambre "eficientemente" porque "no están dispuestos a pagar" lo que costaría alimentarlos, y otros consumen como perecederos los bienes duraderos "eficientemente"
porque están dispuestos a pagar lo que cuesta mantener su destructivo ritmo de vida.

Lo que me molesta es que se demonice al fumador activo por los efectos de su comportamiento "ineficiente" (si no se sobrecargaran de impuestos las labores del tabaco probablemente muchos fumadores pasivos serían fumadores activos, porque estarían dispuestos a pagar el precio real del tabaco), y se beatifique el comportamiento "eficiente" de quien cambia de portatil cada seis meses para estar al día, y se gasta en pijería de tecnocateto cantidades que anualmente podrían evitar un número incalculable de muertes por desnutrición.

Me apunto al concepto de eficiencia de Julie Nelson: "minimización del derroche" o, lo que es lo mismo, no al consumo innecesario mientras no estén cubiertas las necesidades básicas de la sociedad. Y, en un mundo global, el concepto de eficiencia debe ser global. Mientras en este mundo se gaste en lujos, en pijerías, en cambiar de modelo cada año porque el anterior pasó de moda... y al mismo tiempo mueran de desnutrición entre 10 y 30 millones de personas anuales, este mundo no sólo es injusto, sino radicalmente ineficiente, por lo menos hablando en una escala humana, y no en la abstracción de la derivada de la función R para el valor y.

Y, me temo, eso no se soluciona, aunque se esconda, señalando a los fumadores activos y convirtiéndonos en los nuevos hombres del saco de este mundo.

El tabaco puede matar. El humo de los coches puede matar. La contaminación industrial puede matar. LA ORGANIZACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL MATA TODOS LOS AÑOS A MÁS PERSONAS QUE EL TABACO, LOS COCHES O EL HUMO DE LAS FÁBRICAS.

¿Cuando piensan aprobar una Ley que detecte y señale las causas, no las personas, las causas, de tanta muerte prematura?